lunes, 1 de junio de 2009

II

Hace días conocí en la estación de autobuses a un tipo, un tipo de mirada recia, pero con ojos de triste persona en melancolía; ocultaba algo, tal vez un odio agonizante o; quizá, guardaba una ansiedad que por dentro de las entrañas lo quemaba a cada instante, aquejando a su perdido y confuso corazón, lo miré durante un segundo, de pronto sentí que en esta vida existe maás de un universo; Fuese lo que fuese lo que acongojaba a su ser, le ocasionaba una imagen repugnante y grotesca; se veía muy demacrado… su rostro con abultados pómulos raspados por las caídas que ha sabido su alma; ojos llorosos como cristales que se quiebran a punto de ser molidos por sus irritados párpados, su cabello largo, de apariencia sucia y quebrado, lánguido y apagado, tal vez sea evidencia callada de lo que este tipo vive día a día- pues este sujeto duerme en la calle tan sólo con las estrellas de compañía y el negro cielo que cobija y trata de consolar sus penas- su cuerpo perdió el encanto y se veía anémico, tan vulnerable a cualquier rasguño que el andar le pueda causar. Mientras lo observaba, se me acercó y me dijo ¿puedes regalarme un cigarrillo colega?, yo de inmediato respondí- sí-, la curiosidad invadió mi cuerpo y mente, y sin titubeos pregunté - ¿qué sucede amigo, por qué se ve tan desconsolado? – él apartó el cigarrillo de su boca e hizo una risa insolente e hipócrita, sus muecas muertas negaron toda expresión de alegría y respondió – te contaré cómo es que la vida me ha cobrado el camino que sigo -:
Hace ya cuatro estaciones que mi corazón llora y se destruye, cada día es agonía inesperada de un enfermo mortal, que sabe va a morir pero, tiene esperanza en su condenada y paranoica existencia; así me encuentro yo- respondió enérgicamente- para mí el despertar, no es símbolo de renovación o de jolgorio, es todo lo contrario- con dolor expresó lágrimas que quebraban aún más esa voz débil-. Siguió contando su historia mientras yo pensaba que era muy triste perder el sentido de la vida y las ganas de vivir, agradecí que yo jamás había sentido algo igual, que jamás me había sentido perdido. Pasaron los minutos, los cigarrillos se consumían, mientras este sujeto clamó palabras que me llegaron a lo más profundo del alma, él comentó – yo siempre pensé que el amor es algo efímero, superficial, que no valía la pena dar hasta la vida, ahora sé que no es así, mi desgracia creció cuando empecé a dar todo por una mujer – yo entonces recordé aquel amor, que deseé mucho y que nunca tuve, hacía ya varias primaveras, que rompió mi corazón, era la más hermosa y me fascinaba; el sujeto después de inhalar una bocanada de humo dijo – son dos las mujeres que yo he querido a mi lado, la primera me enseñó el camino al dolor y me dejó con la soga al cuello, la segunda es verdaderamente hermosa, es una diosa perfecta deseada por todo mortal, su belleza deslumbra a la propia luna en lo alto del cielo, es certera, como la nieve que refresca, pero también quema y causa un agudo dolor, ella acabó con toda mi apreciación mutua, me llenó de esperanza como el arco iris, que demuestra la belleza después de la cruel tormenta en las días de veraneo, es la mujer perfecta, es una flor rara, que sólo se ve una vez en la vida, de belleza tierna y tan sutil como pétalo de flor, encantadora, sí, ella despertó en mí las fuerzas para seguir el camino e iluminó mis pasos, pero después de un tiempo la apagó, dejándome en la oscuridad, ahora creo que la primera me preparó para este camino en el que me encuentro amando un fantasma, que jamás volverá, es una sombra que se pierde en el día, pero regresa a atormentarme en las frías noches con su ausencia. – aquel sujeto no pudo más, no resistió las lágrimas; de pronto sólo dijo – gracias colega por el tiempo y los cigarrillos- se despidió, nunca me dijo su nombre, sólo exclamó, cuídate- y yo devolví el gesto de igual forma, de repente se escuchó en el cielo un estruendo desgarrador de una tormenta que se avecinaba, mientras tanto el sujeto se perdió en lo largo de la calle mientras la lluvia, lloraba con él sus penas, mojándolo hasta que se perdió en aquel sendero oscuro; yo me dispuse a abordar el autobús que me correspondía, mientras lo abordaba, escuché a lo lejos un gallo cantar, entonces, me pregunté, ¿un gallo cantar?, si, era real sólo que yo estaba despertando de un cruel sueño agotador, abrí mis llorosos ojos y los tallé con fuerza, sólo acuerdo haber bebido demasiado la noche anterior, comencé a recordar ese sueño que me estremeció, de repente, descubrí en el espejo que ese tipo tan desgraciado, melancólico y maldito yo mismo, me senté un segundo mientras trataba de ignorar esa experiencia, pero después comprendí que por vez primera me había hablado con el corazón, fue como un grito de auxilio que mi corazón mudo no puede expresar por ese gran amor que algun dia tuve...

1 comentario:

  1. KIke. Soy Luis Ferrario. Recién vi tu comentario en mi blog. Gracias por tus palabras. Este relato es muy intenso. Me gusta la crudeza con que has representado los efectos del amor en un hombre. El amor es algo terrible sin dudas. Y generalmente parece ser que los amores más profundos y decisivos son los que de algún modo están ausentes, ya porque son imposibles, ya porque produjeron un desengaño casi mortal, o mortal del todo. Está muy bien representado todo eso en este texto. Felicitaciones.

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